Rumbo a España y la vibrante Barcelona, donde se puede explorar una cocina excepcional con notables influencias francesas: el restaurante SAO. Su chef, Juanen Benavent, luego de años de formación en distinguidos restaurantes gastronómicos, incluyendo cuatro años en Francia, en París, ha decidido plasmar su creatividad en su propio establecimiento. Lo consigue con maestría en su restaurante SAO.
¿Por qué decidiste ser chef?
Ser cocinero es un acto de amor hacia las otras personas que están al otro lado de la cocina, en la sala. Es mostrar una parte de ti a tus clientes, dar toda tu sabiduría, tu conocimiento, en una forma tan habitual como es comer. Ser chef es el sueño de un joven y hoy se ha transformado en un restaurante. Nosotros lo que intentamos transmitir en el restaurante es el cariño y el amor hacia una profesión, hacia una manera de entender la vida, que día a día se plasma en las elaboraciones que realizamos.
¿Cómo fue que el tiempo y la experiencia de vida influyó en tu estilo en la cocina?
Nuestro estilo, como las personas, va evolucionando diariamente; cada día que pasa aprendemos cosas nuevas, nunca paramos de aprender. Aunque parezca a la vista que un mismo plato sale igual, seguro que ha evolucionado, hemos aprendido algo nuevo de este plato. Cada día se aprenden cosas y la cocina va evolucionando: sus formas, los ingredientes, el sabor, porque como las personas vamos evolucionando, los gustos van evolucionando. Y es así como entendemos y realizamos esta profesión. Es una profesión que está totalmente viva.
¿Crees que es importante mantenerse conectado con el pasado, con las tradiciones?
El pasado es la base, es el recuerdo, es la cultura. Nosotros sin pasado no seríamos nada, seríamos una hoja en blanco. No hay que olvidar nunca el pasado, pero sin embargo, también hay que evolucionar al mismo tiempo para mejorar lo que ya se hacía en el pasado. La cocina no deja nunca el pasado atrás. Cada día se hacen recetas que llevan años y años haciéndose, como son los caldos, los guisos, que ya los hacían nuestros antepasados y se siguen haciendo. Si que es verdad que cambian el formato, cambian las formas de comer pero al final el fondo y la base siguen estando ahí, porque la cocina uno de los mayores placeres es el recuerdo. El recuerdo de un plato que comías cuando eras niño, cuando eras joven, que cocinaba la abuela. La cocina son recuerdos y eso está en su base, es la cultura.
¿De qué forma el tiempo, la madurez, juegan un rol importante en tu trabajo?
La madurez y el saber hacer se van aprendiendo día a día. Antes había sido jefe de cocina pero como propietario de restaurante es la primera vez, es mi primer restaurante. Entonces es un aprendizaje diario: como cocinero, como jefe de cocina, como empresario, como gestor de un equipo, tanto de sala, como de cocina, como administrativo. La cocina y la empresa van de la mano. Nunca paras de aprender cosas, de rectificar, de mejorar.
¿Puedes contarnos más sobre tu conexión con la gastronomía francesa?
Yo he tenido la gran oportunidad y el gran placer de trabajar en Francia, en París, 4 años en un restaurante que era propiedad del mejor sommelier del mundo. Entonces mi conexión y mi conocimiento de la gastronomía francesa comenzó ahí. Conocí y entendí la manera de los franceses de entender la gastronomía, que es algo que es parte de ellos, es un ritual para ellos la cocina. De ahí un poco el amor y comprender lo que ellos sienten cuando cocinan. Obviamente he aprendido muchísimo de los franceses, la forma de entender la cocina, de comprender el trabajo del cocinero. Esa influencia francesa se plasma aún hoy en día en nuestros platos.
Do you have a special memory related to champagne with us?
Si, cuando conocí a Abelé. Fue en mi primer San Valentin en Paris. Cuando llegué en 2013, celebramos San Valentin con mi mujer yendo a cenar a un restaurante y pedimos una botella de Abelé y nos encantó. Desde entonces conocemos la marca. Hemos estado también en la región de Champagne, hemos visitado las viñas. Es un producto excepcional.
¿Qué disfrutas de Champagnes Abelé 1757?
Cuando abres una botella de Abelé no solo estás abriendo una bebida, estás abriendo una parte de una región, de una manera de hacer las cosas. Son años y años de historia y de evolución. Abelé nos trae elegancia, finura, con sus pequeñísimas burbujas. Cuando abres una botella de este tipo ya sabes que vas a triunfar. Abelé tiene unos productos excepcionales que transmiten elegancia, sencillez y finura. Un sabor y una acidez inigualables.
¿Cómo se une Abelé 1757 champagnes con tu estilo en la cocina? ¿Qué plato lucirías más con nuestros champagnes?
El champagne es una bebida que marida prácticamente con todo. Es una bebida tan elegante, tan fina, tan sublime que prácticamente se puede tomar en cualquier etapa de la comida, de nuestro menú degustación que tiene varias etapas. El champagne es el mejor acompañante para la comida porque nunca sobrepasará a la comida, siempre nos acompañará perfectamente porque nunca se sobrepone a la comida, nos acompaña gracias a su acidez, nos ayuda a digerir alimentos, gracias a su pequeña burbuja, no nos va a llenar. El caviar es el producto por excelencia que va asociado al champagne y siempre marida super bien sobre todo con los productos del mar. El champagne es el acompañante perfecto para una gran comida.
Describe Champagne Abelé 1757 in 3 words / Describe Champagne Abelé 1757 en 3 palabras.
Champagne Abelé 1757 es tradición, es elegancia y es evolución, todo en una misma botella.