Un tresoro de valor incalculable
La bodegas
Una secreta huella de artesanía que la Naturaleza y el Hombre imprimen para los amantes de los grandes vinos de Champagne desde hace más de 250 años.
Un laboratorio de innovación,
un taller creativo.
Enterrada a más de 20 metros de profundidad, este entorno constituye el lugar ideal para la conservación y el envejecimiento de las preciadas botellas: oscuridad, temperatura constante, humedad estable…
centenario que se convierte cada año en un taller creativo.
Bajo la "cité des sacres"
Fue en 1880 cuando el Señor Henri Abelé, un joven ambicioso y visionario, amplió su negocio en el corazón de la “Cité des Sacres” (ciudad de las coronaciones).
Situada en el número 50 de la “rue de Sillery”, la nueva dirección esconde un tesoro inestimable. Situada en el número 50 de la “rue de Sillery”, la nueva dirección esconde un tesoro inestimable.
Sumido en la oscuridad, este laberinto subterráneo consta de una treintena de galerías comunicadas por un largo pasillo.
Piedra angular del estilo Abelé 1757, este escenario natural acompaña a los vinos desde su primera elaboración y durante todo su largo proceso de maduración. Se requieren meses, años, décadas para que se produzca la magia.
Lentamente, los vinos se visten de finas y ligeras burbujas. Escondidos en sus alcobas, van ganando en elegancia, flexibilidad y plenitud.
Abelé 1757, Tomar su tiempo
Precioso eco del paso del tiempo, Abelé 1757 es una de las mejores referencias en Champagne. Fiel a la filosofía de sus fundadores, saca el máximo provecho del paso del tiempo y de la materia para conferirles su forma y sabor.
Fábrica de grandes vinos de Champagne, esta Maison construye con su artesanía un puente entre el presente y el futuro. Un trabajo de orfebrería que se plasma a la perfección en creaciones marcadas por la delicadeza y la precisión.